viernes, 20 de julio de 2012

Nacimiento de Amanecer

Nacimiento de Amanecer

Salí de una fiesta a las siete de la mañana. Subí a la línea 7 en metro Mixcoac. Bajé en Tacubaya. Caminé al transborde con la línea 9, para salir por ahí, donde está la base de las combis que suben a mi casa.
De pronto se hizo un silencio total. Ningún vendedor gritaba, ningún convoy llegaba o salía, nadie hablaba, sólo se percibía la marcha monótona de los miles de pasajeros que iban o venían del trabajo, vestidos en su mayoría con prendas oscuras. Yo era parte de la misma fila, pero salí en un descanso entre escaleras. Volteé a todas partes: vi una tristeza profunda, aletargada; se notaba en las miradas perdidas en ningún sitio, en la actitud un poco de derrota de los pasajeros. Por un momento todas las soledades se unieron en un lugar. Duró apenas un minuto, pero fue impactante. Llegó un convoy, se escucho al primer ambulante de la mañana, se rompió el paso. La gente corrió para abordar el metro.
Yo salí de ahí con un par de dudas en la cabeza. ¿Qué pasó ahí? ¿Nadie más lo notó?

Meses después, el 2 de julio de 2012, volví a subir al metro,ahora con dos amigas. Era la línea 2. Las votaciones fueron el día anterior. Esta vez sucedió en el convoy, y no estaba solo, alguien más compartió el momento. El silencio, -no total, pero sí notorio- estab apresente. La gente estaba triste de nuevo, su semblante era de derrota, o de añoranza de un sueño no sucedido. Lo comentamos entre nosotros: sí, los tres sentimos la tristeza. Platicamos un poco del tema, de las elecciones, del país, los demás escucharon.
Una de mis amigas siguió su camino en el convoy y nos platicó después que un chico que estaba al lado se sinceró con ella en una plática espontánea: estaba triste, no podía creer lo que había pasado en tan pocas horas. Los días siguientes, en las pláticas con muchas personas, la tristeza y el desconcierto fueron constantes. Nadie creía que estaba pasando lo que pasaba.

Comenzaron las marchas de #YoSoy132, comenzó la movilización ciudadana y las ideas fueron cayendo una tras otra, dándole forma a Amanecer. Lo comenté con Michelle Aanderud, quien de inmediato se unió a esta locura.

El metro es el camino de cinco millones de personas al día, muchas de ellas entran de noche para salir de día, nunca ven el amanecer. Y por la cantidad de gente que transita en él, podemos tener una idea del pensamiento de los habitantes del centro del país. De alguna manera, muchos esperábamos un horizonte distinto, no sabemos si sería mejor, o peor, pero sí que sería una oportunidad de llegar a nuevos sitios

El origen de la tristeza nacional es múltiple: horarios inhumanos, sueldos apenas suficientes para sobrevivir, violencia, inseguridad, cinismo político e institucional, falta de oportunidades, mala planeación urbana que obliga a hacer largos peregrinajes a donde está el trabajo, mala educación, discriminación, depredación de los recursos naturales, pérdida de identidad cultural, injusta repartición de bienes, inexistente sistema de justicia, el sistema de valores centrado en tener antes que en ser; la lista podría seguir por hojas enteras.

Esperábamos el amanecer, esperábamos entrar a un nuevo periodo político que alimentara el espíritu de cambio y libertad, de fraternidad. No sucedió. O tal vez sí, pero no de la manera que esperábamos. La unión surgió de la contrariedad. El resultado negativo alimentó el animo de lucha. Y cada quien debe encontrar la manera de participar en esta lucha. No por ningún partido,  no por ningun personaje, sino por la dignidad de cada uno de los ciudadanos de la ciudad, del país, del mundo.

Nuestra manera de colaborar con esta lucha es a través del arte. Y de un arte colectivo, que se alimente de la energía vital de todos sus participantes para engrandecerla, para unirnos en la belleza, para defenderla, para procurar su crecimiento.

De estas experiencias surge el performance Amanecer; espero que lo hagan propio, que crezca en ustedes este ánimo de superar la tristeza y la oscuridad para ver el sol que alimentaremos con nuestra propia luz.

Ricardo Estrada

(Creador y co-director del proyecto Amanecer)

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